LA VERA-CRUZ
Fue fundada con el título de “Cofradía de la Santa Vera-Cruz y Preciosa Sangre de Jesucristo” por D. Pedro Pérez de Guzmán, el primer Conde. Sus fundadores originarios parecen ser doce, influidos favorablemente por las abundantes gracias e indulgencias concedidas por el Papa Paulo III mediante Bula de 7 de enero de 1536 a todos los cofrades de todas las Cofradías de la Santa Vera-Cruz.
Las primeras Reglas cofrades se aprobaron el 12 de mayo de 1552, siendo Arzobispo de Sevilla Femando Valdés. Ocho años más tarde, la hermandad construye en terrenos próximos a la iglesia, donados por la Condesa Dª. Francisca de Ribera, un pequeño hospital que pondrá bajo la advocación de Nuestra Señora de la Antigua, en la que quedara emplazada definitivamente la Capilla de la Hermandad, objeto de distintas reparaciones de importancia a lo largo de los siglos.
En la historia de la Hermandad llama la atención el pleito iniciado en agosto de 1766, enfrentando a la Hermandad con el Abad D. Agustín de Alvarado y Castillo, séptimo de los de la Colegiata, manteniéndose enzarzados durante tres años por cuestiones menores.
Durante años presidieron y gobernaron la hermandad personas aristocráticas y pudientes, sin que ello signifique nada más que la imposición del signo de los tiempos. La Real Cédula de Carlos III de 18 de marzo de 1783, que consta adosada a las Reglas, permitirá un cambio democrático, al reconocer “que no sólo el oficio de Curtidor sino también las demás Artes y Oficios de Herrero, Sastre, Zapatero, Carpintero y otros a este modo son honestos y honrados, que ejercerlos no envilece la fama ni la persona del que los goce, ni inhabilita para obtener los empleos municipales de la República en que estén avecindados los Artesanos o menestrales que los ejerciten, y está mandado se anote en los Libros Capitulares de los Ayuntamientos y en la de los Gremios y de las Cofradías, Congregaciones, Colegios y otros Cuerpos en que haya Estatutos contrarios.
En su recorrido por las calles de Olivares tradicionalmente hacia cinco estaciones en honor de las cinco llagas de Jesucristo. Dichas estaciones aparecen aún marcadas con cruces de hierro forjado adosadas permanentemente a las fachadas en distintos puntos del pueblo.
El patrimonio artístico de la Vera-Cruz es importante. El Cristo de la Salud es de fines del XVII y ¡a Virgen de la Antigua en su imagen actual data de 1903, obra del escultor Astorga. Ambas imágenes, al igual que la de San Juan, están colocadas en un magnífico retablo de un solo cuerpo, columnas salomónicas y remate semicircular, es también del siglo XVII, originario de un convento de Castilleja de la Cuesta, fue adquirido por la Hermandad con ocasión de la reconstrucción de la Capilla concluida en 1895. En retablos laterales se contienen un Cristo atado a la columna, traído de la parroquia, y que es igualmente objeto de procesión el Jueves Santo, y un San Antonio procedente de la primitiva parroquia de Heliche.
Fue fundada con el título de “Cofradía de la Santa Vera-Cruz y Preciosa Sangre de Jesucristo” por D. Pedro Pérez de Guzmán, el primer Conde. Sus fundadores originarios parecen ser doce, influidos favorablemente por las abundantes gracias e indulgencias concedidas por el Papa Paulo III mediante Bula de 7 de enero de 1536 a todos los cofrades de todas las Cofradías de la Santa Vera-Cruz.
Las primeras Reglas cofrades se aprobaron el 12 de mayo de 1552, siendo Arzobispo de Sevilla Femando Valdés. Ocho años más tarde, la hermandad construye en terrenos próximos a la iglesia, donados por la Condesa Dª. Francisca de Ribera, un pequeño hospital que pondrá bajo la advocación de Nuestra Señora de la Antigua, en la que quedara emplazada definitivamente la Capilla de la Hermandad, objeto de distintas reparaciones de importancia a lo largo de los siglos.
En la historia de la Hermandad llama la atención el pleito iniciado en agosto de 1766, enfrentando a la Hermandad con el Abad D. Agustín de Alvarado y Castillo, séptimo de los de la Colegiata, manteniéndose enzarzados durante tres años por cuestiones menores.
Durante años presidieron y gobernaron la hermandad personas aristocráticas y pudientes, sin que ello signifique nada más que la imposición del signo de los tiempos. La Real Cédula de Carlos III de 18 de marzo de 1783, que consta adosada a las Reglas, permitirá un cambio democrático, al reconocer “que no sólo el oficio de Curtidor sino también las demás Artes y Oficios de Herrero, Sastre, Zapatero, Carpintero y otros a este modo son honestos y honrados, que ejercerlos no envilece la fama ni la persona del que los goce, ni inhabilita para obtener los empleos municipales de la República en que estén avecindados los Artesanos o menestrales que los ejerciten, y está mandado se anote en los Libros Capitulares de los Ayuntamientos y en la de los Gremios y de las Cofradías, Congregaciones, Colegios y otros Cuerpos en que haya Estatutos contrarios.
En su recorrido por las calles de Olivares tradicionalmente hacia cinco estaciones en honor de las cinco llagas de Jesucristo. Dichas estaciones aparecen aún marcadas con cruces de hierro forjado adosadas permanentemente a las fachadas en distintos puntos del pueblo.
El patrimonio artístico de la Vera-Cruz es importante. El Cristo de la Salud es de fines del XVII y ¡a Virgen de la Antigua en su imagen actual data de 1903, obra del escultor Astorga. Ambas imágenes, al igual que la de San Juan, están colocadas en un magnífico retablo de un solo cuerpo, columnas salomónicas y remate semicircular, es también del siglo XVII, originario de un convento de Castilleja de la Cuesta, fue adquirido por la Hermandad con ocasión de la reconstrucción de la Capilla concluida en 1895. En retablos laterales se contienen un Cristo atado a la columna, traído de la parroquia, y que es igualmente objeto de procesión el Jueves Santo, y un San Antonio procedente de la primitiva parroquia de Heliche.
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